TERAPIA INTEGRATIVA

La terapia integrativa es un camino de vuelta a casa que abarca todos los aspectos del Ser: mente, corazón, cuerpo, energía y alma.

El camino de vuelta a casa es un viaje por nuestra historia biográfica y del alma en el que sanamos nuestras heridas emocionales para vivir en paz interna desde el corazón.

Es un proceso que comienza reconociendo cuáles son esas heridas que están abiertas o mal curadas y necesitamos cuidar y sanar.

La metodología de Akamimar en la Terapia integrativa plantea este trabajo de indagación y evolución desde la integración de varias vías terapéuticas, de autoconocimiento y liberación: Gestalt, desarrollo transpersonal, meditación y conciencia corporal.

A través de ellas, atendemos a cuatro esferas de la persona para que sea realmente un abordaje completo y holístico del Ser.

Cuerpo:

  • Desarrollo de la atención en las sensaciones corporales para tener más información sobre nuestro sentir profundo.
  • Aprendizaje de técnicas de respiración para regular los estados emocionales alterados y volver a la calma.
  • También, para aumentar la concentración y que la mente no divague generando ruido mental.
  • Movilización corporal para desbloquear zonas y recuperar los espacios del cuerpo.

Mente:

  • Reconocer los patrones de pensamientos con los que funcionamos y que nos generan sufrimiento.
  • Entre ellos, las creencias limitantes que nos ponen obstáculos en nuestro desarrollo y bienestar.
  • Esto nos lleva a tener determinadas actitudes y relacionarnos con nosotras mismas, con las demás personas y con lo que nos sucede en la vida desde lugares condicionados.
  • Al darnos cuenta de ellos, podemos cambiarlos por otros pensamientos y creencias que vayan a nuestro favor.

Corazón:

  • Distinguir las sensaciones emocionales y darse permiso para sentir lo que se siente.
  • Al habitar las emociones y darles espacio, podemos drenar lo que hemos ido conteniendo para sobrevivir.
  • Esto nos permite relacionarnos con nuestro mundo emocional desde un lugar más sano.
  • Fomentar la vibración emocional del amor propio y hacia la vida.

Alma:

  • Vivir siendo capaz de dar un pasito atrás para ver el guion, el teatro de la vida, nos posiciona como observadoras imparciales de la experiencia de vida.
  • Esto nos permite experimentarnos más allá de nuestra propia historia y personajes; y nos facilita reconocernos en Alma, en eso que somos cuando dejamos de ser lo que creemos ser.
Energía:
 
  • Somos energía. Por ello, necesitamos aprender a reconocer cómo está nuestra vibración y cómo regularla de una manera armónica.
  • La frecuencia en la que vibramos está determinada por nuestros pensamientos, emociones, cuerpo y respiración. 

 

 

 

 
 
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